Nuestra tierra obligatoria: la poesía de Diana Agamez


Por Víctor Menco Haeckermann*
Si hay algo que caracterice la poesía de la joven Diana Paola Agamez (Venezuela, 1982) es su madurez lingüística. Es fácil hallar metáforas arriesgadas entre los buenos escritores jóvenes. Pero en el caso de esta poetisa que cursó sus estudios de Lingüística y Literatura en la Universidad de Cartagena, y que hoy vive en Italia, no sólo estamos ante una lluvia incesante de imágenes poco convencionales, sino ante una escritura que no necesita recurrir a la dislocación del lenguaje para llamar la atención.
Lo maravilloso de todo es que sus textos, que han aparecidos en revistas culturales como la Unicarta (U. de C.), tienen como escenario un lugar del mundo en apariencia limitado (y limitante): el cuerpo, que en este caso no se agota en lo erótico –pues bien se aprovecha–, sino que señala una ruta mucho más extensa. A fin de cuentas, se convierte en un vasto territorio que se explora sin ningún tipo de prejuicio o provocación. Con esto, llegamos a habitar un lugar que reconocemos por la guianza de los sentidos. Y allí radica su tono universal, porque si hay algo en lo que con absoluta certeza no diferimos los seres humanos es en la corporeidad.
Como en toda buena poesía, hay que decir que en este puñado de poemas se percibe un gran esfuerzo por inventar un mundo singular con palabras prestadas de otro (el "real"), dotándolas de nuevas significaciones. Cada palabra es un ladrillo que sirve de base para añadir uno nuevo. Así, los efectos estéticos se dan más por la magia de la palabra re-creada y no tanto por obra de la realidad que está por fuera. Al decir "una cintura estrecha / y una pasión desbocada", por ejemplo, parece dar pistas de las reglas de ese mundo ficticio, cuya perfección consiste también en la comunión de los hechos opuestos, quizá sospechando que ese choque puede causar la lluvia que es la fantasía. Por algo decía Italo Calvino: "La fantasía es un lugar en el que llueve".

*Escritor e investigador literario.
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Desplazamientos: muestra poética de Diana Agamez


MIS GUSANOS DE SEDA TIENEN HAMBRE


Añoro darles de comer
pero mi cuerpo cae
mi cuerpo cae y se fractura la piel
los ruidosos cabellos caen infinitos
queda hecha agua la añoranza
es mi paso del cántaro a la tierra
es mi hora de reverdecer el prado.


AMBICIOSA DISTRACCION

Abría el cuerpo del reloj de pared
Y de el salía un gemido inagotable aburrido
Tomaba entre mis manos trocitos de horas
Y las amaba entre mis faldas floridas

Florecida apenas mujer hace unas horas
Me dedicaba a sodomizar los segundos
Que en mis pechos succionaban
Un poco más de vida

Bailoteaba sobre las espaldas cansadas del tiempo
Una danza alunada
a cuentagotas mi saliva caía
en mi vientre explotaban estrellas
y reñían furiosos los ángeles
y el tiempo respiraba ligero en mi cuello
vencido
gimiendo alucinado en fa menor

Yo estaba así atrapando
el tiempo con mi cuerpo

Distrayéndolo para que no pasara


LA MIRADA PERPLEJA DE LA ABUELA

No tiene nada
Mi choza en primavera
Lo tiene todo.
(Sodo)

Era como un perro
escarbando en la luna del espejo
escarbando iracunda
y deseando encontrar
un pedazo de primavera
que rebelde
se hubiera quedado florecida
en alguna esquina.

Así estaba la abuela
horas y horas escarbando
en la luna hallo un par de pezones florecidos
Un par de ojos que aun
leen las letras del periódico
Y el eco de las cuentas del rosario

En la luna ya no se dibujaban
una cintura estrecha
y una pasión desbocada

El espejo se vació
adiós al reflejo de los años
al vibrante retrato de la primavera.
El espejo ahora tiene
La mirada perpleja de los viejos

¿Esencial o Temporal?

Trato de capturar desesperada
La luz de esta mañana
La verdura que tiñe
y tañe la música del monte
el desplazamiento de la voz
la brevedad de una mirada

Si, me miro a mi misma
Y trato de guardarme celosa del tiempo

Si, quiero eternizar
mis humedales
Esta vida que tejo y amanece destejida
Estas caderas plegadas de caricias
Estos poemas que desnudos deambulan por mi mente
Y desnudan mi lengua
Estos amores que doy apresurada
Porque se que el tiempo
-¿ Qué es el tiempo?-

El tiempo me deslíe gustoso como a un caramelo.

NATURALEZA CASI MUERTA ESCAPANDO

Si alguna madrugada
me ven caer desnuda
como una estrella perdida
sobre la copa de un árbol oscuro
por favor recojan mis pedazos
junten de nuevo las piezas de mi ser

-Todavía conservo algo de color -

No permitan que el aire frío
Siga derritiendo mis coyunturas
y mis caderas se hagan agua muerta
donde ya no sean solubles
las moléculas de la pasión
y el movimiento orquestado por el amor

No saben cómo me costo
escaparme

Ahora, debo seguir escapando.
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Fuente: Menco Haeckermann, Víctor. "Desplazamientos: Muestra Poética De Diana Agamez."Termita Caribe (Revista Iberoamericana De Arte Y Literatura) 3 May 2010: Http://termitacaribe.blogspot.com/2008/04/blog-Post_5517.html. Web.

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